La 17/8 también entrevistó a Victorio Paulón, un histórico de la UOM de Villa Constitución, hoy Secretario Gremial de la CTA Nacional. Fue el día después del triunfo de la lucha de los trabajadores de prensa de Rosario ante la aceptación del Grupo Uno de Vila-Manzano de la conciliación obligatoria del Ministerio de Trabajo. Paulón habla aquí de la relación CGT-CTA y los desafíos del sindicalismo tanto en el país como en la región. A la vez reflexiona sobre la foto Buzzi-Piccinini, la ley de medios y el sentido anti-sindical que imponen los medios masivos, el Villazo, los años de cárcel, la dirigencia, las discusiones y los desafíos.
17/8: ¿Como fueron tus comienzos?
V. Paulon: Empecé mi militancia sindical en el año '75, cuando fue intervenida la seccional de Villa Constitución, que había logrado elecciones democráticas en noviembre del '74 cuando después de una toma de fábrica exigiendo elecciones se da un fenómeno de masas que se llamo el "Villazo" y un año después, a 3 meses de haber sido elegida la nueva conducción fue intervenida por el Secretariado Nacional en un operativo, en un marco de la represión creciente de la época. Con Rocamora en el Ministerio del Interior,
Otero en el de Trabajo y Lorenzo Miguel decidieron intervenir la seccional. Fueron detenidos alrededor de 150 compañeros y se desató una huelga general. Esa huelga duró 60 días, yo fui parte del comité de lucha. A los 40 días de lucha fuimos detenidos con otro compañero que era delegado de Acindar, el compañero Sánchez, también miembro del comité de lucha... y bueno pasé 6 años en la cárcel. La huelga se levantó a los 60 días, y estuve hasta agosto del '81 preso. Después estuve 6 meses con libertad vigilada y después me fui al exilio porque tenía a mi mujer y a mis hijos en Francia. Volví con la democracia en el año '84. Ya había comenzado el proceso de recuperación del sindicato, se había nombrado en enero de ese año una comisión normalizadora de 4 miembros que había ganado por el 84% de los votos, y en noviembre de ese año intervine en la comisión directiva con un triunfo que fue el más alto en la historia, con un 88%, y permanecí en el sindicato hasta el año 2008. Fui Secretario General de la UOM de Villa Constitución desde el año 2000 al 2008, y fuimos parte de un proceso interno, dentro de la UOM, que creo que cambió, de alguna manera, la historia de esta organización. La UOM era el paradigma de los sindicatos de la década del 60, del 70, de aquella Argentina industrial que tenia 570.000 afiliados, que era la que definía los convenios colectivos... pero bueno, tenía un proceso de mucha concentración y mucho verticalismo, y de una escasa vida democrática al interior. Nosotros fuimos parte de esa fuerza, que de alguna manera intentó cambiar la historia. Después, a partir del 2000, con la crisis terminal que sufre el país, y fundamentalmente la industria, en particular la metalúrgica, a esa altura quedaban 65.000 metalúrgicos en la Argentina, comenzamos un proceso de resistencia interna junto con lo que llamamos "las cuatro seccionales siderúrgicas" que era Villa Constitución, Campana, San Nicolás y La Matanza, a hacer algunos planteos con respecto al manejo de los fondos, con respecto a la democratización de los fondos de la organización. Nosotros a su vez fuimos parte integrante de la CTA, desde Burzaco, desde el año '91 vivimos todo el proceso de la CTA, siendo una seccional metalúrgica y ateniéndonos al funcionamiento orgánico de la UOM, pero siempre mantuvimos nuestra identidad política en la CTA. Esto nos trajo un problema en el año '99, 2000 donde en el peor momento de la crísis de la UOM, que culmina con un intento de expulsión de 5 compañeros, entre ellos el que era Secretario General Alberto Piccinini y yo, y este grupo de 4 seccionales que se había ampliado y ya era prácticamente una corriente interna de mucho peso en las seccionales, y después se conformó como agrupación "Rucci", nos hizo el aguante en Mar del Plata. Lorenzo Miguel no logró expulsarnos, porque se quebró el congreso y volvieron atrás la decisión que ya había tomado el Consejo Directivo. A partir de ese momento se empieza a dar un proceso interno de renovación, de cambio dentro de la UOM que culmina con la reforma del estatuto, donde se logra el 80% de los recursos de la cuota sindical y de los recursos de la obra social a cada seccional. Esto, si bien no fue transformar una Unión en una Federación, fue, lo que nosotros llamamos, la federalización de los recursos; generó un fuerte crecimiento del poder en las seccionales porque además esto empalma con el comienzo de la recuperación de la post devaluación, y una de las actividades que más crece en la Argentina es la metalúrgica. Nosotros llegamos, hacia fines del 2008 prácticamente a 290.000 trabajadores, es decir, la mitad de lo que éramos en los `70, pero 3 o 4 veces más de lo que habíamos quedado en el 2001. Entonces, en ese proceso de crecimiento, esta reforma de estatuto hizo que en la UOM se diera un proceso de mayor debate político, un debate interno muy interesante, coincide además, porque en el proceso anterior de decadencia de la UOM, tuvo mucho que ver con la década menemista, el posicionamiento de la UOM, a mi entender, muy ambiguo, muy débil, y en sentido contrario en el proceso del kirchnerismo la UOM es uno de los sindicatos que se alineó fuertemente al apoyo de la política del gobierno, que como Secretario General lo revindique muchas veces porque entendía que estamos viviendo un proceso de reindustrialización en la Argentina, tal vez, sin un programa, como uno hubiese pretendido, a los ponchazos, pero evidentemente la recuperación del 2003 permitió que hoy una nueva generación de jóvenes haya accedido a puestos de trabajo formales en el sector industrial. Con este fenómeno también se da la irrupción, ese diferencial entre los 70.000 metalúrgicos que quedaban y los 290.000 que somos, que son en su mayoría pibes entre 20 y 30 años, la mayoría de ellos con su primer trabajo, y evidentemente sin experiencia ni conciencia sindical. Creo que hay un proceso de cambio histórico y que es muy importante, en este momento, las referencias de las seccionales que han seguido organizando a los trabajadores, eligiendo delegados, movilizando... uno de ellos, a mi entender, donde más se han logrado estos objetivos es en la seccional de La Matanza con el compañero Carlos Gdansky, también en Campana... obviamente en Villa Constitución mientras estuve, hasta 2008, se dio un proceso similar y un fuerte intercambio horizontal en función de capacitar una nueva camada y generación de dirigentes con una perspectiva sindical distinta. Esta ha sido mi trayectoria desde el año 75 hasta el 2008, ahí me enfrenté en elecciones con Piccinini, las perdí, y estoy terminando mi mandato como Secretario Gremial de la CTA, donde fui electo en el año 2006. Mi conclusión fundamental es de que, la UOM, sigue siendo, aunque hoy no sea el sindicato hegemónico en el Movimiento Obrero Argentino, sigue siendo un sindicato de una muy fuerte referencia, yo siempre lo dije y lo repito, no conozco ninguna central sindical en el mundo donde los sindicatos metalúrgicos, sino están en la dirección, están entre los 3 o 4 sindicatos más importantes, y en la Argentina también, tienen, para mi, un lugar, un destino muy destacado, y este proceso de debate interno creo que está en los gérmenes de la gestación de un nuevo sindicalismo que tiene que surgir. 17/8: De acuerdo al planteo Nacional y Latinoamericano, ¿cuál sería el programa que debería construir el Movimiento Obrero (MO)?
V. Paulon: Ahí, lo fundamental, es que hay un entendimiento dentro del Movimiento Sindical de que el proceso de integración regional es un proceso irreversible, y que la lucha de los sindicatos pasa por ser cada vez más un sujeto activo en esta demanda. Si uno deja la lógica de la integración a la lógica del capitalismo capitalismo sin contrapeso, nosotros nos vamos a encontrar con monopolios y grupos económicos que crecientemente van a concentrar la riqueza y la economía de estos países. Por lo tanto el escenario hoy es el escenario regional, con la lucha de los sindicatos en cada uno de los países y fortaleciendo los lazos de solidaridad para hacer posible los fines. Hay un fenómeno que se viene dando en los últimos 10 o 15 años en los países centrales que es un creciente proceso de deslocalización de las empresas. 10 años atrás hablabas con un sindicalista alemán y te daba vergüenza los niveles de conquista que tenía un trabajador alemán comparado con uno argentino. 10 años después, crisis del 2008 mediante, la desesperación que uno ve en estos compañeros para retener puestos de trabajo en cada uno de sus países es increíble. Porque el capital tiende a desplazarse cada vez más hacia la periferia, fundamentalmente hacia los países asiáticos y a Brasil, y en consecuencia también a la Argentina. Esto se ve en las producciones históricas más importantes como el caso de la siderurgia. Hay un proceso que en 10 años en Europa van a quedar las empresas que tengan la salida a un puerto de aguas profundas, porque toda la etapa primaria, la de producción sucia digamos, se desplaza crecientemente a China, Brasil, Rusia, es decir, los países que todavía tienen reservas de agua dulce, y que todavía tienen aguante desde el punto de vista ambiental. Ese proceso, lo que está generando es un desplazamiento. Además está el costo de la mano de obra, claro. Hay una expectativa de mayor crecimiento industrial a partir de lo que está sucediendo en los países centrales. Por eso yo creo que el sindicalismo, de nuestra región, esta siendo tan observado por el sindicalismo a escala mundial. Cada escalón que subimos nosotros en materia de derechos laborales, de salario y demás es una expectativa de ellos de frenar esa fuga de capitales que tienen de forma creciente. Frente a un mundo que se regula aun con procesos salvajes, la fuerza organizada de los sindicatos es fundamental para preservar a los trabajadores, no solo en Argentina, sino en cada uno de los países. Desde ese punto de vista, creo que la coordinadora, la integración, en los últimos años ha dado un salto cualitativo, hoy hay niveles de solidaridad altísimos. Siempre en relación también a los procesos políticos de cada país en América Latina. Yo recuerdo en la década del 60, 70, cuando apareció un gobierno progresista en Bolivia, antes que se diera en Perú había un golpe de estado que lo hacía desaparecer. Ahora hay un proceso simultaneo, que si bien nadie puede asegurar que llegó para quedarse, si está constituyendo un piso del cual es imposible descender. En ese sentido, el Movimiento Sindical tiene una responsabilidad creciente. Por lo tanto digo, esto sirve para dimensionar las contradicciones a las que nos vemos enfrentados. Todas nuestras luchas, incluida la lucha por la democracia y la libertad sindical son fundamentales en este sentido. Hay que profundizar la democracia y la libertad sindical para seguir creciendo, para ser parte de un movimiento latinoamericano que genere un contrapeso que permita en la región superar los niveles de desigualdad que sin ninguna duda somos los campeones del mundo. En la región, los niveles de desigualdad, la diferencia entre los ingresos más altos y más bajos es la más importante del mundo. Y ese es el terreno del Movimiento Sindical.
17/8: ¿Cuáles serían los límites del MO en función de poder profundizar y avanzar?
V. Paulón: Yo creo que el límite, el rol histórico diría yo... nosotros insistimos con el tema de la autonomía, más allá de ser parte de un proceso político, por ser parte de un Gobierno, como les pasó a los compañeros de la CUT, yo creo que el Movimiento Sindical tiene otros tiempos, que son distintos a los de la política, reivindica otros intereses que no tienen que ser abandonados. Yo tengo muy presente lo que pasaba con los países del este europeo cuando supuestamente los partidos de los trabajadores gobernaban. Por lo tanto, el rol de los sindicatos, reivindicar los intereses de los trabajadores, cuando los trabajadores tenían su partido de clase en el gobierno no tenía razón de ser. Cuando cayó el muro de Berlín, los compañeros del Movimiento Sindical europeo salían a hacer cursos para entender lo que es un convenio colectivo de trabajo y lo digo sin subestimar a nadie. El Movimiento Sindical es un proceso que se tiene que fortalecer, y cuando más fuerte es el Movimiento Sindical más posibilidades tienen los gobiernos progresistas de profundizar los cambios en esta sociedad. Yo creo que la cuestión es al revés. Yo creo que la función de los sindicatos es fortalecerse, es crecer y es ser contrapeso de la otra parte, que es un capital crecientemente concentrado. Estamos viviendo una etapa, una fase del desarrollo del capitalismo, donde el grado de concentración no tiene precedentes. Te lo explico con un ejemplo: teníamos una fábrica que era de un empresario argentino, Acindar, que era de Acevedo, con el cual nos peleamos toda la vida, pero vivía acá, tenía sus intereses acá. Era parte de lo que Eduardo Basualdo llamó la "oligarquía diversificada", esta familia de estancieros que se metió en la industria. Entre el '99, 2000 y el 2004, esa empresa cambió 3 veces de dueño. Primero la compraron capitales brasileños, luego europeos, franceses y españoles (que eran los segundos productores mundiales de acero), luego fue absorbida por capitales hindúes (los primeros productores mundiales) que se fortalecieron mucho luego de la caída del muro. Hoy el 25% de la actividad metalúrgica tiene un dueño, un empresario. Cuando antes había más dispersión. Frente a este capital que se transnacionaliza y se concentra, el Movimiento Sindical tiene que tener la capacidad de fortalecerse política del sindicato tiene que ver con qué intereses representa y defiende. Pero entender que nosotros nos vemos confrontados con el poder real, que es el poder del capital concentrado en esta etapa, que opera a escala planetaria, es poner, o es prefigurar el escenario donde se tiene que desarrollar el Movimiento Sindical. Yo siempre le digo a los compañeros que estuve cuando fue el cierre de campaña de Lula contra Collor de Melo en Brasil, y me llamó la atención que entre los 5 puntos de su programa estaba la reforma de la ley sindical en Brasil. Ellos tienen un sistema de sindicalismo local, por municipio, querían cambiar eso tomando ideas de los convenios nacionales que hay en Argentina. Lula pasó dos mandatos, se va a retirar con el 70%, 80% de imagen positiva, y sin embargo no pudo modificar la legislación sindical en Brasil. Porque no es una puja entre los gobiernos locales y el MO, está el peso y la decisión de los grandes grupos económicos.
17/8:Dada la contradicción entre el capital y el trabajo, y en relación a lo que se dice inflación, ¿cuál es la conciencia del MO en entender que el causante de eso es el capital concentrado y no políticas de estado?
V. Paulón: Esta es la gran discusión... es absolutamente descarnada, en el último mes, ver la historia desde la dictadura hasta acá, reflejada en el Grupo Clarín, donde tenés desde una apropiación, como en Papel Prensa, hecha en base al secuestro y la tortura, la identidad de los hijos, que creo que a esta altura nadie duda que son hijos de desaparecidos, evidentemente, lo que vos me planteas es el eje de la cuestión. Ahora, qué porcentaje de las direcciones del Movimiento Sindical lo está entendiendo es la gran duda. Sobretodo los viejos dirigentes. Tenemos que reconocer que a la dictadura militar la precedió una etapa de un peronismo de derecha, con la Triple A, donde se perseguía y asesinaba a dirigentes sindicales, donde otros eran cómplices, me parece que esto va a ser un proceso histórico que se va a acelerar a partir de que después de 40 años hay un recambio generacional en el mundo del trabajo. Hoy el 50% de los trabajadores convencionados, efectivos, en blanco, en la Argentina, son jóvenes que nacieron luego de ese proceso. Por lo tanto, me parece que lo que vos preguntas, es más un desafío que una constatación. Yo creo que Argentina tiene una gran ventaja, que es una muy fuerte conciencia sindical, a nivel histórico. Tiene una historia sindical fuerte, en el buen sentido, pesada, que ha confrontado con dictaduras militares, y no solo desde el 17 de octubre para acá sino los antecedentes en la década infame, es decir, todo dice que el futuro del MS es de mucha vida. En lo personal yo estoy convencido que se impone un sindicalismo autónomo, que tenga profundas definiciones políticas, como lo tuvo a lo largo de su historia. Huerta Grande, La Falda, la CGT de los Argentinos; la experiencia del clasismo, son etapas de profundas definiciones políticas, que hoy no puede ser de otra manera. Como te decía, estamos en una etapa de un debate que nos atraviesa a todos, el debate que tenemos en la CTA, político, histórico, lo tienen también los compañeros de la CGT.
17/8: Tanto en la CGT como en la CTA está claro que hay dos proyectos diferentes. En función del proceso en Villa Constitución ¿qué significó ver a Piccinini con la mesa de enlace durante la 125?
V. Paulón: Fueron las cosas que nos separaron... a mi me dolió mucho verlo en aquel corte de ruta con Buzzi, en el momento en que estabamos logrando junto al Gobierno los Repro, para mantener los puestos de trabajo en Paraná Metal. Son las cosas que suceden. Para mí hay una etapa que se termina en el 2008, que es una experiencia muy rica en la historia sindical, todo lo de Villa Constitución. Creo que es un error seguir apostando a resolver la historia en el pago chico. Creo que el desafío es a nivel Nacional. La diferencia entre los compañeros de la CGT y nosotros, es que nosotros venimos de allá y ellos no vienen de acá. Nosotros somos parte de la historia de la CGT hasta que Menem tomó la decisión política de fracturarla en el teatro San Martín en el año '91. La decisión de generar el sindicalismo empresario, de tener una CGT adicta que le posibilitara toda la reforma laboral, porque no hay ley que ampara un derecho de los trabajadores que no haya sido reformada en la década del 90. Se necesitó un sindicalismo que bancara eso. Y eso tuvo dos respuestas, por un lado fue Burzaco, fue la decisión de constituirnos en un congreso para debatir qué le pasaba al MS en la Argentina, y por el otro lado fueron los compañeros que dieron la lucha desde adentro de la CGT que después se constituyen en el MTA, que es lo que hoy expresa el moyanismo. Nosotros que lo que venía era absolutamente negativo para los trabajadores. No había expectativa, dentro del menemismo, de una medida a favor de los trabajadores. Y nosotros descubrimos que la estructura sindical se había convertido en una estructura de transmisión de las políticas estatales, cuando esas políticas son en contra de los trabajadores, la correa de transmisión se quiebra. No es un problema del rol de los dirigentes, sino de la estructura. Se devino en dos cosas, el sindicalismo empresario, el de los Gordos, que muchos de ellos se han beneficiado con las privatizaciones, y por el otro lado lo que nosotros y un sector de la CGT, con el que articulamos muchas veces. La perspectiva histórica nos deja un debate que todavía no ha hecho síntesis.
17/8: Para polemizar un poco... ¿la renovación del sindicalismo es un problema de estructuras o de política, es decir de mayor protagonismo del conjunto de los trabajadores? Porque si vamos a la historia la CGT de los Argentinos no buscó alternativizar sino que la coyuntura de la dictadura impuso las condiciones. Diferente es esta etapa de democracia en la que la CTA se plantea como central alternativa.
V. Paulón: Como planteas la CGTA no fue algo alternativo, fue una disputa... los que planteaban la resistencia a la dictadura de Onganía, y los que planteaban el colaboracionismo. En realidad se constituyen en dirección cuando el vandorismo abandona el congreso normalizador, y prácticamente era imposible la unidad en ese momento. La historia de la CGT tiene más años de división que de unidad. Yo creo que uno de los procesos más importantes fue el de Ubaldini, y ahora el proceso de Moyano representando a un sector mayoritario de la CGT. Creemos que el tema de la falta de autonomía y de la estructura de central sindical, como la CGT, no genera la distancia necesaria con el poder. No es problema con gobiernos como estos donde las políticas, son las críticas que uno le hace, se orientan a favor de la recuperación de todo lo perdido, el empleo, la industria, pero el problema es cómo te parás cuando viene un gobierno que hace marchar al reloj para atrás. Nosotros creemos que es importante un sistema sindical donde el peso de las decisiones este más bajado hacia a la base. Me parece que lo que falta es un gran debate, un sinceramiento en la dirigencia sindical, y la síntesis puede ser la vuelta a una central única o no. En el mundo no queda, prácticamente, un solo país con una sola central sindical. Lo que no contradice la unidad de acción del MO. La lucha por la personería no va en detrimento de la CGT, va en detrimento de la des-sindicalización. Todas las medidas que tiendan a fortalecer desde abajo al MO son importantes. Pero lo reitero, el debate está pendiente.
17/8: ¿Las próximas elecciones en la CTA, son clave para seguir manteniendo esa unidad en la acción?
V. Paulón: Para nosotros si. Soy una de los que adhiere fervientemente a la reelección del compañero Hugo Yasky, por lo que significa para nosotros como proceso histórico. Yo creo que Hugo es un compañero que expresa y ha expresado hacia adentro y hacia afuera esta vocación unitaria, de autonomía y de compromiso con un proceso político que se viene dando en la Argentina. Creo que ha ayudado a cambiar la imagen de un sindicalismo producto de las acciones y omisiones de algunos en los 90. Creo que la carpa blanca, que duró casi 3 años, en el momento que era imposible discutir las privatizaciones, puso en discusión la bandera de la educación pública con un consenso social muy alto, que mostró una forma de lucha donde los maestros resistían y los pibes no perdían la escolaridad, que ganó mucha simpatía en los sectores medios, con lo que eso significa. Eso es por la forma en que se expresa la lucha, una forma que incluye a todos. Y creo que en esta etapa Hugo expresa todo eso. Es un dirigente que ayuda a la legitimación de la lucha sindical. Los medios los manejan las patronales, y la imagen que trasmiten de los dirigentes sindicales es una imagen muy negativa, yo creo que lo simbólico hoy es tan importante como la lucha de carne y hueso.
17/8: Hablaste de la imagen negativa que construyen del sindicalismo los medios concentrados. Hoy la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual abre un nuevo escenario, ¿Qué rol tiene el movimiento obrero en la conformación de medios en manos de los trabajadores?
V. Paulón: Yo creo que es un tema prioritario en la agenda nuestra. Nosotros tuvimos una participación clara y pujante en la coalición donde se gestó el proyecto, las movilizaciones, todo. Vamos a ser parte de esta medida, para exigir que se termine con estas barbaridades judiciales, que un juez de Mendoza para una ley Nacional. Los despidos de Rosario (ver Unidad de acción) tiene un alto contenido de venganza por el rol que jugaron esos compañeros negándose a firmar en la redacción del diario la solicitada que quería sacar la patronal en contra de la ley de medios. Nos parece una batalla central en la etapa. El rol de los medios en esta fase del mundo tiene mucho más peso que en el capitalismo de hace 50 años atrás. Me parece que es un lugar estratégico. Y además que el surgimiento de tantas iniciativas populares de instalarse en el mundo de la comunicación no solo merece, sino que necesita el máximo respaldo del MS. Esta es una batalla que va a tener varios episodios, pero va a ser fundamental que nosotros encontremos la manera de masificarlo, y encontremos la manera de poder sostener lo planteado. Esto era inimaginable 10 años atrás. Los que hablaban de una nueva ley de medios eran un grupo chico de medios de comunicación, muy comprometidos y la mayoría tratábamos de entenderlos. Viendo todo este proceso uno se da cuenta de lo importante de esto.
17/8: ¿Se puede decir que la crispación hoy se corresponde con que desde el '76 hasta el 2003 se dio un proceso político y desde el 2003 hacia el 2011 se le plantea otro proceso contradictorio?
Unidad en Acción
“Nosotros desde la CTA reclamamos la personería gremial, reclamamos la libertad y la democracia sindical, pero somos concientes de que en esta central todavía el peso de los trabajadores del sector privado, fundamentalmente de los sectores industriales es débil, por lo tanto es muy importante el fenómeno que se está dando en la otra central (CGT), donde creo que nuestra existencia y nuestros debates han servido para cambiar muchos paradigmas. La síntesis de esto es el hecho de que hoy estemos festejando un triunfo sindical muy importante, que fue el de los trabajadores del Sindicato de Prensa de Rosario, que pararon solidariamente el diario La Capital por los despidos, en dos radios, LT3 y LT8. Sostuvieron una medida que permitió que no saliera el diario durante una semana, un hecho histórico, y que culminó ayer, cuando el Ministerio de Trabajo dictó la conciliación obligatoria. Esto fue posible porque la CGT y la CTA encabezaron, con sus referentes principales Hugo Moyano y Hugo Yasky, el anuncio de una marcha en conjunto, sobre la ciudad de Rosario para sostener la lucha de los trabajadores de prensa. Yo creo que junto con el debate que tenemos sobre el modelo sindical, es fundamental mantener la unidad de acción, si realmente los sindicatos pretendemos sostener y representar los intereses de los trabajadores. Hacía 3 años había sucedido algo similar cuando fue el asesinato del maestro Fuentealba en Neuquén, que hubo un paro y una movilización de la CGT y de la CTA. Yo estoy convencido de que ese es el camino, de que en este debate, en este proceso histórico, por transformar las viejas estructuras sindicales, es fundamental abrir un proceso de debate interno, tanto dentro de la CGT como en la CTA, buscando una síntesis que posibilite que el Movimiento Obrero (MO) vuelva a tener la fuerza que tuvo.”
abril/mayo 2010
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