A pocas horas del segundo aniversario de la masacre de Puente Pueyrredón - donde la Policía de la Provincia de Buenos Aires había asesinado a Maximiliano Kosteki y Darío Santillán y se propiciaba un final abrupto para el gobierno de Eduardo Duhalde - el sicario acababa con la vida del Oso y los policías federales de la Comisaría 24 se mostraban preocupados por la manifestación de bronca y el pedido de justicia de los compañeros del Oso, pero eran displicentes, evasivos, en la búsqueda y captura del asesino.
Por eso, a las 23:00 del 25 de Junio, ante la inacción provocadora de los efectivos policiales y como reacción espontanea a la impunidad con la que actuaba la policía, se efectuó la ocupación de la Comisaría 24, reclamando la efectiva detención de Juan Carlos Duarte.
A Martín lo asesinaron en la zona liberada por la policía de la 24, cuando el gobierno de Néstor Kirchner estaba cumpliendo un año y un mes y el Presidente se encontraba en gira oficial en China. Además, en el país se desenvolvía una política activa en el área de los derechos humanos; hacía tres meses, el 24 de Marzo de 2004, el Comedor “Los Pibes” con el Oso había sido parte del dispositivo de organización que desplegaron los movimientos sociales, populares y políticos en el primer día de actividades en los edificios donde funcionó la Escuela de Mecánica de la Armada, uno de los más significativos campos de concentración, símbolo del terrorismo de Estado durante la dictadura genocida.
La señal que se esgrimía desde los poderosos de siempre iba dirigida a medir fuerzas y marcar la cancha de la política nacional, en desmedro de la irrupción institucional y representativa de los sectores populares y sus organizaciones.
En el transcurso de la ocupación se presentaron compañeros dispuestos a exponer la propia integridad física por la búsqueda de justicia, y para proteger a los compañeros que iban quedando en la Comisaría vacía, pero rodeada por calles y edificios atestados de efectivos policiales listos para el asalto que hubiese significado una masacre que sólo encontraría precedentes en los peores capítulos de la historia argentina.
Durante la ocupación, la única negociación aceptable era que esos uniformados que estaban enfocados en recuperar la Comisaría -y desviar la atención de la prensa y la opinión pública desde el asesinato hacia la respuesta de bronca y dolor de los compañeros del Oso- localizaran y apresaran al asesino que ya estaba identificado por todos.
A la madrugada se nos comunicó que el sicario estaba localizado y que procederían a arrestarlo.
Cuando fue el momento indicado, todos los compañeros fueron dejando la Comisaría, tras revisaciones que dejaron constatado en actas que nadie se llevaba consigo ningún bien que perteneciera a la Comisaría 24. También se verificó que dentro del inmueble no se habían producido destrozos ni ningún otro hecho sobre los objetos ni sobre los efectivos de la Comisaría.
Esa misma mañana, Juan Carlos Duarte fue arrestado.
Hoy, a cinco años de aquellos fatídicos hechos para nuestra historia como organizaciones y como pueblo argentino, el sicario tiene condena efectiva por el asesinato de Martín Oso Cisneros, dictada por el tribunal y confirmada por la cámara de apelaciones.
La ofensiva reaccionaria a la que estamos asistiendo en esta etapa, con los medios de comunicación concentrados, los grandes empresarios rurales, los agentes de los centros financieros, los nostálgicos del Terrorismo de Estado, los beneficiados por la injusticia que condena a la enorme mayoría de nuestro pueblo al hambre, la marginalidad y la supervivencia como única expectativa, comprende un capítulo más con la citación a declaración indagatoria librada contra el Coordinador Nacional de la Organización Social y Política Comedor “Los Pibes”, Lito Borello y Luis D’Elía, referente nacional de la FTV, de la que el Comedor formaba parte en ese momento, como caras visibles de la ocupación de la Comisaría 24.
Esta embestida judicial no puede llevar al arrepentimiento por cómo se respondió en aquella jornada, porque las respuestas alcanzadas en la causa sobre el asesinato de Martín obedecen a la firmeza de aquél reclamo. Lo que nos indica la situación es que, como siempre, debemos seguir resistiendo los embates del poder, que esta vez parece tener la forma de la judicialización de la protesta, empezando por los dirigentes sociales y populares.
Ante el poder judicial responderemos con las mismas razones que tuvimos hace cinco años, con las pruebas que quedaron firmes el 26 de Junio de 2004, y avisados de que el único motivo para que hoy tengamos que pasar por esta situación es el interés político corporativo de la minoría privilegiada de la sociedad argentina que vela por sus beneficios históricos.
El 2 de Julio de 2004 el repudio masivo al asesinato del Oso Cisneros y al accionar policial se coronó con un acto multitudinario de unidad en Cinco Esquinas, La Boca, con la presencia de 40000 personas del más amplio espectro de organizaciones y personalidades que se haya manifestado en el Barrio, articulando un solo puño para enfrentar con firmeza el ataque al campo popular que robó la vida del compañero.
Porque reivindicamos a Martín Oso Cisneros, el luchador y militante por la causa de los más, estamos convencidos que la mejor manera de enfrentar esta nueva ofensiva de la derecha es convocar unidos, con la misma humildad que caracterizó su compromiso, a un acto de todos para reivindicar la vida de lucha y compromiso de Martín. Por eso al acto lo convocamos, entre muchas organizaciones, en la Cooperativa de Vivienda –Co.Vi.L.Pi.- que el Oso presidió hasta que la cobardía de los poderosos alzó su mano artera.
“Los engañamos hermano…
ellos creen que has muerto
porque encontraron tu cuerpo…
No saben que lo dejaste…
porque habías crecido
y te quedaba chico…
te sentimos con nosotros,
repartido pero entero…
COMPAÑERO”
Acto por la vida del Oso Cisneros
9 de Septiembre de 2009 – 16 horas
Pedro de Mendoza y Ministro Brin
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