No se puede saber amar, sin saber odiar. Ella sigue siendo una llama encendida de amor hacia el pueblo, y de odio hacia sus opresores. En su fuerza esta la fuerza del trabajador, en su voz el alma de los humildes descamisados.
En ¡Viva el cáncer!, esta el desprecio de la oligarquía, En esa oligarquía de ayer, que es la misma que la de hoy. “Pero más abominable aún que los imperialistas son los hombres de las oligarquías nacionales que se entregan vendiendo y a veces regalando por monedas o por sonrisas la felicidad de sus pueblos”. Y agregaba: “El talón de Aquiles del imperialismo son sus intereses. Donde esos intereses del imperialismo se llamen "petróleo" basta, para vencerlos, con echar una piedra en cada pozo. Donde se llame cobre o estaño basta con que se rompan las máquinas que los extraen de la tierra o que se crucen de brazos los trabajadores explotados”.
En cada antorcha el fuego dibuja su rostro iluminando el camino de la Patria.
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