"Seamos libres, lo demás no importa nada" Libertador General San Martín

jueves

Estrategia(S)





por marcelo yaquet


Hablar de estrategias es discutir hacia donde debemos dirigirnos. Es saber cuál es nuestro sur y no nuestro norte, porque ahí está nuestro enemigo.


La estrategia encierra un plan de batallas tácticas, en el campo político, social, económico y militar, para llegar a un objetivo determinado. En la Argentina conviven diferentes estrategias para nuestra nación.

No hay dudas que la estrategia liberal con la delantera politica Macri-De Narváez-Solá o Carrió-Alfonsin-Morales, junto al capital financiero, la UIA y la Mesa de Enlace Campestre - todos ellos bendecidos por el Cardenal Bergolio - no tienen nada que ver con los intereses de nuestra nación, (entendiendo a nuestra nación como una misma unidad entre patria y pueblo). Su estrategia es volver a los ´90, donde el estado funcione como herramienta de los grupos económicos de poder para poner a la nación al servicio de ellos.

Este campo antipatriótico se extiende mucho más allá de los nombrados. No podemos olvidar que en el mismo equipo juegan los Duhalde, los Cobo, los Menem, los Rodríguez Saá, los Schiaretti, los Reuteman, los Urquía, los Barrionuevo; y otros tantos que llevan el mismo objetivo político, hoy con camisetas Kircheneristas.

La asunción de Néstor Kirchner en el 2003 y la continuidad del mismo proyecto en la presidencia de la nación en Cristina Fernandez de Kirchner, trajo a la Argentina una política con muchos rasgos opuestos al modelo neoliberal de los '90. Las diferentes batallas que liberó el kirchnerismo, desde su aparición a la fecha, trazó una estrategia nacional con inclusión social. El spot publicitario que acompaña la candidatura de Néstor Kirchner como Diputado en la Provincia de Buenos Aires, da cuenta de esto en forma incuestionable.

Las estrategias izquierdistas y las estrategias reformistas, desde discursos puristas, pseudo revolucionarios y desde las verdades reveladas, no tienen en cuenta los procesos nacionales y regionales, ni las contradicciones existentes, ni la correlación de fuerza, ni la conciencia de los trabajadores y del pueblo todo. Creen que por arte de magia, de un día pa' otro se hace la revolución, y muchas veces, sin querer y otras queriendo, terminanhaciéndole el juego a la estrategia liberal. No es necesario dar ejemplos, sino basta con fijarse en todas las organizaciones de izquierda y progresistas que estuvieron apoyando la Mesa de Enlace o aquellos que, actualmente, alternativizan desde el terreno electoral la estrategia nacional.

No hay forma de avanzar en una estrategia de liberacion nacional y social, sin que antes recorra por nuestra patria esta estrategia nacional.

El planteo de profundizar el proceso político actual marca la tarea de la etapa. Tarea que conlleva la arquitectura de un plan político. Profundizar la etapa no es algo abstracto o una consigna vacía de contenido y de acción política. Tampoco una tarea de arriba hacia abajo, es desde abajo esencialmente. Es la militancia organizada políticamente la que tiene el deber histórico de dinamizar, desde, para y con las bases, el proceso político actual para pasar, desde la superación de una estrategia nacional a una estrategia de liberacion nacional y social.

Este esbozo no significa disputar la conducción política del proceso actual a la mesa de dirección nacional del kircnerismo, sino traducir su planteo político en línea de acción concreta en cada frente de masa. No es simplemente pelear para ocupar un lugar legislativo o alguna secretaria en algún lugar del estado nacional, provincial o distrital. Es mucho más que eso. Es poder sumar a nuestro pueblo trabajador, a nuestro pueblo de los barrios populares, a nuestro pueblo estudiantil a ser protagonistas en el hacer diario, para ensanchar el camino hacia la construcción de una patria justa, libre y soberana.

Es obvio que para ésto no hay recetas, pero también es real que hay actitudes que no debemos recrear si queremos avanzar en el camino de la liberación. No podemos ser obsecuentes, ni participacioncitas, ni desarrollar construcciones que favorezcan en sí mismas individualidades, ni ser sectarios, ni mezquinos. Debemos ser consecuentes con un proyecto revolucionario, donde el protagonismo esté en la clase trabajadora y en el conjunto del pueblo. Donde la discusión y la decisión sean colectivas enmarcadas en orgánicas políticas.

Donde el pensar, el decir y el hacer sea la síntesis de una misma cosa, en forma individual como militantes, y colectivamente como organización. Porque nuestro hacer diario debe ser coherente con el objetivo planteado, no podemos hablar de liberación y en nuestro propio hogar ser opresores o hablar de democracia y en la organización que representamos ser autoritario. Esto también tiene que ver con la profundización.

Labrar la unidad de nuestro pueblo tras un proyecto nacional y popular, es la otra tarea que debemos desarrollar dialécticamente al compás de la profundización del proceso, para poder enfrentar a las fuerzas de la antipatria.

Hablar de unidad, cuando el mapeo de las organizaciones da muestras de un alto grado de atomización, resulta difícil. Ahora bien, la unidad es una condición imprescindible para construir la masa crítica necesaria para apuntalar este proyecto nacional y llevarlo al camino de la liberación de manera victoriosa.

El proyecto nacional, expresado en el kirchnerismo tiene como cuenta pendiente sumar el protagonismo popular. La crisis mundial más la acción de la derecha nativa, no da lugar a un kirchnerismo como el actual. Debe revitalizarse sumergiéndose en lo popularmente revolucionario, para no terminar cocinado en la salsa de la derecha, ni en ninguna revuelta popular sin estrategia de poder.

Esto nos lleva a reflexionar sobre nuestras conductas políticas en lo orgánico, en los frentes de masas, en nuestras metodologías organizativas, en nuestra formación política.

Es necesario avanzar en estas discusiones entre toda la militancia y las organizaciones hermanas. No es un problema ser más o menos kirhcnerista. El problema es no creer en la necesidad de refrescar la teoría y la práctica política revolucionaria a los tiempos actuales.


junio/julio 2009

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