OCUPAR, RESISTIR, PRODUCIR
El frigorífico La Foresta, en Virrey del Pino, partido de La Matanza, es una de las doce empresas recuperadas del sector que existe en el país.
A pesar de los esfuerzos, la crisis que atraviesa el sector pone en jaque la continuidad laboral de los casi 200 operarios. Desde el corazón de La Matanza, la demanda de una nueva Ley nacional de Expropiación.
En Virrey del Pino, una de las localidades que conforman el Partido de La Matanza, se encuentra ubicada desde hace más de cincuenta años la planta del frigorífico La Foresta. Allí, los trabajadores se encuentran en un callejón que parece no tener salida en lo inmediato por razones que escapan a sus posibilidades de acción, y que tiene que ver con la realidad económica en la que se encuentra sumergido el sector.
Marcelo Yaquet, encargado de las relaciones institucionales del frigorífico, analiza el momento que les toca vivir. “Muchos trabajadores de la carne están perdiendo su trabajo, muchas empresas de capitales privados están cerrando y las unidades productivas recuperadas estamos pendiendo de un hilo, ya que se hace muy difícil la manutención de la planta y la producción; y esto, tiene que ver con una situación general que está atravesando el rubro. Por un lado, la problemática de la resolución 125, donde durante más de dos meses se estuvo sin producir y también, una sequía que duró dos años.”
En la consideración del entrevistado, también existen factores que son de carácter estructural y que serán muy difíciles de revertir en el corto plazo, “la soja se fue comiendo millones de hectáreas y fue reemplazando a la ganadería. En los últimos dos años hubo un récord de producción de faena, pero al mismo tiempo un récord de matanza de vientres, se achicó el stock ganadero y hoy el elevado precio de la carne se refleja tanto en la carnicería como en los animales en pie”.
“Esto no quiere decir que se paraliza la capacidad de producción. No es que no hay vacas en Argentina –sostiene, Yaquet– como podría parecer. Sí, hubo una merma en los últimos dos años. Hubo mucha venta de vientres, durante 2009 se faenaron casi 16 millones de cabezas y el 48 % fueron hembras, lo cual es significativo. Perdimos ocho millones de vientres.”
Según datos aportados por el Mercado de Liniers, principal acopiador de ganado vacuno del país y concertador de precios, un kilo de carne de un animal en pie se encontraba en marzo de 2010 a un valor de $7, mientras que en el mismo mes del 2009, estaba $3,37. Es decir, en un año registró un aumento de más del 100%. Desde el frigorífico, sostienen que “siempre estuvimos, en precios comparativos respecto del animal en pie, muy por debajo de Uruguay y Brasil, y hoy estamos 0,4 centavos por arriba de Uruguay y 0,10 centavos por debajo de Brasil. Esto hace que en las carnicerías sea mucho más caro el valor de la carne. El año pasado con la misma plata te comprabas dos kilos de carne y hoy te compras uno”.
Ante esta situación, que excede en mucho a la gestión que tienen los trabajadores sobre la planta y a la viabilidad de la misma, desde La Foresta plantean la necesidad de reformas sustanciales en la relación entre Unidades Productivas Recuperadas, Estado y Mercado. Para esto, la propuesta se centra en profundizar los alcances de la ley de expropiación, entregando los medios de producción de manera definitiva a sus trabajadores.
“El gran problema que tenemos –dice Yaquet– es el tema de la ley de expropiación, que es temporaria y no nos permite obtener el título de propiedad. Esto nos coloca en inferioridad de condiciones respecto de las empresas de capital privado.” Inferioridad que se cristaliza en no poder capitalizarse a través del crédito. “Al no tener el título de propiedad, no cumplís uno de los requisitos básicos que te pide el banco.”
“Primero hay que tener la decisión política para sacar una ley que determine que las unidades productivas pasen definitivamente a los trabajadores. Y después, se necesitan cambios, porque no somos cooperativistas, no es que nos juntamos 200 y dijimos: ‘vamos a armar una cooperativa y vamos a comprar un frigorífico’. No. El patrón se va, uno se queda sin saber qué hacer y termina de hecho ocupando el lugar, no por una conciencia de decir ‘nos organizamos y ocupamos’, sino de hecho.”
La consigna inicial fue, entonces, cuidar el lugar y preservarlo para que nadie pudiera llevarse nada. Eso les permitió después ponerse a producir. No hubo una decisión inicial de constituirse como cooperativa. Sin embargo, para la expropiación temporaria se necesita tener una cooperativa de trabajo, que funciona como marco legal. De allí su actual definición. En cualquier caso, la categorización como cooperativa no refleja la realidad de la unidad productiva recuperada que necesariamente debe manejarse de otra manera. La realidad de una fábrica recuperada tiene otras muchas cuestiones a considerar a diferencia del caso de las cooperativas. En esta perspectiva, la disyuntiva está planteada, aún no existe la figura legal que los encuadre como corresponde.
De todas formas, y a pesar de las dificultades, aquella decisión original de casi un lustro atrás se ha visto consolidada en el esfuerzo y compromiso de cada día. Hoy, más que nunca, los trabajadores de La Foresta proclaman: ocupar, resistir y producir.
Marcelo Yaquet, encargado de las relaciones institucionales del frigorífico, analiza el momento que les toca vivir. “Muchos trabajadores de la carne están perdiendo su trabajo, muchas empresas de capitales privados están cerrando y las unidades productivas recuperadas estamos pendiendo de un hilo, ya que se hace muy difícil la manutención de la planta y la producción; y esto, tiene que ver con una situación general que está atravesando el rubro. Por un lado, la problemática de la resolución 125, donde durante más de dos meses se estuvo sin producir y también, una sequía que duró dos años.”
En la consideración del entrevistado, también existen factores que son de carácter estructural y que serán muy difíciles de revertir en el corto plazo, “la soja se fue comiendo millones de hectáreas y fue reemplazando a la ganadería. En los últimos dos años hubo un récord de producción de faena, pero al mismo tiempo un récord de matanza de vientres, se achicó el stock ganadero y hoy el elevado precio de la carne se refleja tanto en la carnicería como en los animales en pie”.
“Esto no quiere decir que se paraliza la capacidad de producción. No es que no hay vacas en Argentina –sostiene, Yaquet– como podría parecer. Sí, hubo una merma en los últimos dos años. Hubo mucha venta de vientres, durante 2009 se faenaron casi 16 millones de cabezas y el 48 % fueron hembras, lo cual es significativo. Perdimos ocho millones de vientres.”
Según datos aportados por el Mercado de Liniers, principal acopiador de ganado vacuno del país y concertador de precios, un kilo de carne de un animal en pie se encontraba en marzo de 2010 a un valor de $7, mientras que en el mismo mes del 2009, estaba $3,37. Es decir, en un año registró un aumento de más del 100%. Desde el frigorífico, sostienen que “siempre estuvimos, en precios comparativos respecto del animal en pie, muy por debajo de Uruguay y Brasil, y hoy estamos 0,4 centavos por arriba de Uruguay y 0,10 centavos por debajo de Brasil. Esto hace que en las carnicerías sea mucho más caro el valor de la carne. El año pasado con la misma plata te comprabas dos kilos de carne y hoy te compras uno”.
Ante esta situación, que excede en mucho a la gestión que tienen los trabajadores sobre la planta y a la viabilidad de la misma, desde La Foresta plantean la necesidad de reformas sustanciales en la relación entre Unidades Productivas Recuperadas, Estado y Mercado. Para esto, la propuesta se centra en profundizar los alcances de la ley de expropiación, entregando los medios de producción de manera definitiva a sus trabajadores.
“El gran problema que tenemos –dice Yaquet– es el tema de la ley de expropiación, que es temporaria y no nos permite obtener el título de propiedad. Esto nos coloca en inferioridad de condiciones respecto de las empresas de capital privado.” Inferioridad que se cristaliza en no poder capitalizarse a través del crédito. “Al no tener el título de propiedad, no cumplís uno de los requisitos básicos que te pide el banco.”
“Primero hay que tener la decisión política para sacar una ley que determine que las unidades productivas pasen definitivamente a los trabajadores. Y después, se necesitan cambios, porque no somos cooperativistas, no es que nos juntamos 200 y dijimos: ‘vamos a armar una cooperativa y vamos a comprar un frigorífico’. No. El patrón se va, uno se queda sin saber qué hacer y termina de hecho ocupando el lugar, no por una conciencia de decir ‘nos organizamos y ocupamos’, sino de hecho.”
La consigna inicial fue, entonces, cuidar el lugar y preservarlo para que nadie pudiera llevarse nada. Eso les permitió después ponerse a producir. No hubo una decisión inicial de constituirse como cooperativa. Sin embargo, para la expropiación temporaria se necesita tener una cooperativa de trabajo, que funciona como marco legal. De allí su actual definición. En cualquier caso, la categorización como cooperativa no refleja la realidad de la unidad productiva recuperada que necesariamente debe manejarse de otra manera. La realidad de una fábrica recuperada tiene otras muchas cuestiones a considerar a diferencia del caso de las cooperativas. En esta perspectiva, la disyuntiva está planteada, aún no existe la figura legal que los encuadre como corresponde.
De todas formas, y a pesar de las dificultades, aquella decisión original de casi un lustro atrás se ha visto consolidada en el esfuerzo y compromiso de cada día. Hoy, más que nunca, los trabajadores de La Foresta proclaman: ocupar, resistir y producir.
PASADO Y PRESENTE
El 6 de octubre de 2005 los trabajadores de La Foresta lograron reabrir las puertas del frigorífico, luego de tener ocupada la fábrica por más 38 meses. La misma llevaba más de siete años de malas gestiones y sucesivos pedidos de quiebras.
Ubicada a la altura del kilómetro 36,800 de la Ruta Nacional Nº 3, en la localidad de Virrey del Pino, la planta cuenta con un predio de alrededor de 76 hectáreas. “El frigorífico es una planta que tiene ciclo 1 (faena de animales), un ciclo 2 (la depostada) y una fábrica de hamburguesas –explica Marcelo Yaquet, referente de La Foresta–. Nosotros, desde que comenzamos, desarrollamos la faena; ahora tenemos habilitado el ciclo 2, pero no pudimos empezar a darle una utilización y en la actualidad somos arrastrados por la situación que atraviesa el rubro cárnico.”
Durante el 2009 tuvieron una faena promedio mensual de 12.558 animales, situación que ha sufrido un duro revés durante el primer semestre del 2010, donde se registro un promedio mensual de 6.607 cabezas.
La planta ocupa a 200 trabajadores y es una de las doce unidades productivas recuperadas del sector que existe en el país. La sumatoria de la producción de estas plantas representa algo más del 8% de la faena total del país. “Si fuéramos una Cámara, estaríamos hablando de un grupo de empresas con un peso específico muy importante. Ahora bien, los problemas giran en torno del poder de articulación de todas las empresas en una misma Cámara y que el Estado otorgue la relevancia que corresponde al volumen real que tiene todo el espacio, porque de lo contrario implica estar en constante desventaja con el capital privado”, aseguran en el frigorífico
El 6 de octubre de 2005 los trabajadores de La Foresta lograron reabrir las puertas del frigorífico, luego de tener ocupada la fábrica por más 38 meses. La misma llevaba más de siete años de malas gestiones y sucesivos pedidos de quiebras.
Ubicada a la altura del kilómetro 36,800 de la Ruta Nacional Nº 3, en la localidad de Virrey del Pino, la planta cuenta con un predio de alrededor de 76 hectáreas. “El frigorífico es una planta que tiene ciclo 1 (faena de animales), un ciclo 2 (la depostada) y una fábrica de hamburguesas –explica Marcelo Yaquet, referente de La Foresta–. Nosotros, desde que comenzamos, desarrollamos la faena; ahora tenemos habilitado el ciclo 2, pero no pudimos empezar a darle una utilización y en la actualidad somos arrastrados por la situación que atraviesa el rubro cárnico.”
Durante el 2009 tuvieron una faena promedio mensual de 12.558 animales, situación que ha sufrido un duro revés durante el primer semestre del 2010, donde se registro un promedio mensual de 6.607 cabezas.
La planta ocupa a 200 trabajadores y es una de las doce unidades productivas recuperadas del sector que existe en el país. La sumatoria de la producción de estas plantas representa algo más del 8% de la faena total del país. “Si fuéramos una Cámara, estaríamos hablando de un grupo de empresas con un peso específico muy importante. Ahora bien, los problemas giran en torno del poder de articulación de todas las empresas en una misma Cámara y que el Estado otorgue la relevancia que corresponde al volumen real que tiene todo el espacio, porque de lo contrario implica estar en constante desventaja con el capital privado”, aseguran en el frigorífico
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