El infierno neoliberal azotaba la región. El ALCA era el broche legal para perpetuar la política imperialista norteamericana con sus socios nativos. Pero nuevos vientos soplaban en la región, vientos de independencia, vientos de dignidad y de justicia.
“No nos vengan a patotear”, planteó nuestro Néstor Kirchner al mal nacido de Bush. Los Presidentes de los Estados de la Patria Morena abroquelados enfrentaron al Tío Sam. El pueblo movilizado, Chávez, Lula, Evo, Maradona y Fidel - desde el territorio de la dignidad con su sabiduría y paciencia - empujó el sentir antiimperialista de nuestros pueblos.
Hoy no hay duda alguna de la hermandad entre las naciones de la América de Sur. Hoy no hay duda de la fuerza de la región latinoamericana frente al resto del mundo. Hoy no hay duda que estamos en el camino de la independencia y de la igualdad.
Y esto no significa desconocer las contradicciones en el bloque del UNASUR, tampoco significa desconocer las contradicciones internas en cada una de las naciones. Ni todo lo que falta para ser feliz como pueblo, ni todo lo que falta para que nuestras patrias sean verdaderamente justas, libres y soberanas.
Ahora bien, nuestro destino como nación esta atado al destino de la Patria Grande Latinoamericana, está sellado hace 200 años atrás, en el la lucha por la Independencia y en el abrazo de Guayaquil entre Bolívar y San Martín.
Corriente Política 17 de Agosto
4/11/2011
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