En los últimos días se vizualizó un discurso latente en gran parte de los
integrantes de nuestra clase media y alta, y replicado -gracias a la
repetición medíatica - por buena parte de las clases populares.
El secretario de seguridad de la nación, Sergio Berni, se
"escandalizó" en varios medios de comunicación por la cantidad de
personas extranjeras detenidas en un fin de semana, y comenzó un derrotero
mediático reclamando y replicando la necesidad de modificar la ley - así de
manera genérica - para permitir que las personas extranjeras que sean
detenidas, puedan ser expulsadas del país y no se les permita ingresar nunca más.
Una opción para aplicar penas rápidas, dejando de lado los procedimientos
garantizados en nuestra Constitución Nacional y alejándose de los principios
fundantes de nuestra organización como Nación.
A estas declaraciones, se sumó el desalojo violento realizado el día sábado
desde la madrugada en el barrio Papa Francisco en Lugano, donde la policía
Metropolitana y la Gendarmería Nacional destruyeron con topadoras el intento de muchas familias por tener un lugar donde vivir, tratando de buscar alguna
solución rápida a la situación habitacional, en una ciudad cuyo gobierno local
hace todo lo posible por excluirlas.
No está de más recordar que el desalojo se hizo efectivo, alegando que el
asentamiento Papa Francisco está lleno de ''delincuentes extranjeros'' - obviamente
-, y que su existencia fue la que provocó, entre otros, la muerte de una jóven
en un intento de asalto.
En palabras casi textuales del Secretario de Seguridad, el asentamiento,
provocó tres muertes.
Ante esta embestida de discursos xenófobos y de corte fascista, opuestos a
garantías básicas de nuestra constitución nacional, pero sobre todo contrarios
a la política de integración latinoamericana y a la construcción de la Patria
Grande, que se viene desarrollando en los últimos 10 años, es que debemos
revelarnos.
No podemos quedarnos callados/as ante estas manifestaciones por parte de un
funcionario del gobierno nacional que encuentran un eco positivo entre los
marcados enemigos políticos del mismo proyecto al que él representa.
El silencio por parte de todos los hombres y mujeres que nos declaramos
comprometidos/as con la construcción de la Patria Grande, de la hermandad
latinoamericana, del respeto a la diversidad y de una verdadera integración
política latinoamericana, resulta hasta cierto punto más grave que el tenor de
las mismas declaraciones de Berni.
Frente a estos dichos, lo que resta es señalar y remarcar que, en
nuestra argentina, existe una Ley de Migraciones nacida al calor de las mencionadas políticas de integración, que las manifestaciones del funcionario, solo contradice.
Señalar, además, que la legislación penal permite que una persona
extranjera que comete un delito pueda, una vez cumplida la
mitad de la pena, ser expulsada de nuestro país y no se permita que vuelva a ingresar; pero que, como toda pena, par poder ser aplicada necesita
de un proceso judicial que condene a quien está siendo juzgado. Y todos/as
sabemos que ese proceso es mucho más que el simple ingreso a una comisaria.
La expulsión es una pena, y para que esa pena pueda ser legal y no
arbitraria, es necesario que se realice un proceso penal, cosa que el Secretario de
Seguridad parece no estar dispuesto a esperar.
Los dichos de Berni resultan repudiables, no solo desde el punto de vista
jurídico (por ser contrarios a lo que establece la legislación, pero sobre todo
por contradecir nuestra Constitución Nacional), sino también, y principalmente,
desde el punto de vista político.
Se trata de un discurso de corte xenófobo - aunque él se empeñe en declarar que no -
que resulta contrario al horizonte que debemos apuntar las organizaciones
políticas y sociales que creemos que el camino es la integración
latinoamericana
Sin duda, observando la política desplegada por
el Gobierno Nacional en materia de seguridad, en el último tiempo, podemos concluir que las declaraciones de Berni y el consecuente desalojo realizado el día sábado, no configuran dichos o
hechos aislados por parte del funcionario que integra un gobierno, sino que
materializan la línea desplegada en materia de seguridad por parte de un
proyecto político que, de un tiempo a esta parte viene, teniendo un marcado giro
a la derecha.
Esta política, hace que cada vez sea más difusa esa línea que separa al proyecto nacional de la derecha rancia, porque en última instancia y en este contexto, no hay diferencia alguna entre la línea ideológia de Berni, Scioli, Macri o Masa, y es allí donde aparece nuestro desafío como militantes convencidos/as que el camino es la construcción de la integración latinoamenricana. Y este desafío significa, señalar todos los desvíos con los que nos enfrentemos en esa construcción, y es a la luz de los dichos y de las acciones desplegadas que el Secretario de Seguridad se transforma en ese desvío.
Esta política, hace que cada vez sea más difusa esa línea que separa al proyecto nacional de la derecha rancia, porque en última instancia y en este contexto, no hay diferencia alguna entre la línea ideológia de Berni, Scioli, Macri o Masa, y es allí donde aparece nuestro desafío como militantes convencidos/as que el camino es la construcción de la integración latinoamenricana. Y este desafío significa, señalar todos los desvíos con los que nos enfrentemos en esa construcción, y es a la luz de los dichos y de las acciones desplegadas que el Secretario de Seguridad se transforma en ese desvío.
Así como creemos que el desalojo no puede ser la política de vivienda del
Gobierno de la Ciudad, sabemos que tampoco puede ser la política de seguridad
del Gobierno Nacional. Así no se defiende la patria.
Por Lorena Mayer
Corriente Política 17 de Agosto
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