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jueves

Para democratizar el Poder Judicial hay que profundizar la reforma



por Natalia Belmont / Corriente Política 17 de Agosto






 “la justicia es una víbora que

sólo muerde el pie descalzo”
 (Refrán popular)

La apertura del debate en torno a la democratización de la justicia  generó que un sector de la sociedad respondiera masivamentea la convocatoria del “Encuentro por una Justicia Legitima” con un fuerte sentido de oportunidad histórica, auspiciado por la voluntad política demostrada por nuestra Presidenta Cristina Fernández de Kirchner en su discurso de apertura de las sesiones del Congreso nacional.

Ese anuncio también dejó en evidencia la existencia de dos bloques al interior del Poder Judicial, uno corporativo y conservador, que reclama “independencia de la Justicia”, en defensa de los intereses y privilegios de clase de los jueces, y otro que ha llamado la atención sobre la necesidad de que el Poder Judicial recupere la legitimidad perdida en años de aislamiento, brindando un servicio adecuado a las necesidades de nuestro pueblo así como también asuma su responsabilidad política en el  desarrollo de una sociedad inclusiva y democrática.

Nuestra mirada es que el Poder Judicial es una rama de gobierno, que interpreta leyes que son políticas y por lo tanto sus decisiones tienen consecuencias políticas y sociales. En nuestro ver, los jueces gobiernan pero sin estar legitimados por el voto popular. Más bien protegen los intereses sectoriales de los grupos concentrados de poder que pugnan por mantener sus privilegios, tal como se observó en el caso de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.

En este sentido, es la historia la que vincula al Poder Judicial con la aristocracia, pues ha sido pensado como un gobierno contra-mayoritario que limita el avance de las mayorías en el sistema democrático.El hecho de que leyes votadas por el Congreso sean frenadas por algunos jueces, en connivencia con grupos económicos concentrados de poder, remite a esa raíz contra-mayoritaria.

En este marco, los proyectos presentados por el Gobierno Nacional inauguran un debate necesario para profundizar el proceso político actual al  poner en la agenda política al poder del Estado más sectario, críptico y elitista.

En esta línea se inscribe la democratización del acceso al poder judicial para que cualquier ciudadano pueda ingresar a trabajar a través de un sistema de concurso y sorteo público implica romper con uno de los privilegios más fuertes de la aristocrática familia judicial, que cuenta además con un régimen de trabajo de seis horas diarias, un mes y medio de vacaciones, exenciones impositivas, buenos sueldos y jubilaciones superiores.

La participación popular en la elección de los miembros del Consejo de la Magistratura (el órgano multisectorial encargado de elaborar las ternas de candidatos a jueces nacionales y federales, así como de removerlos) inaugurará el protagonismo de la ciudadanía en la discusión y decisión sobre los jueces que necesitamos para construir una sociedad democrática.

Por su parte, el registro de causas permitirá dar publicidad a los actos de la Corte Suprema pararomper con la cultura del secreto que rodea el trabajo del máximo tribunal en cuyos despachos se apilan muchas causas sin sentencia.

También la transparencia respecto del patrimonio de los jueces es una medida que iguala a estos con el resto de los mortales en funciones públicas.

En cambio, habrá que observar con más atención la regulación procesal sobre medidas cautelares contra el Estadoa fin de evitar que la reforma perjudique el acceso a la justicia de las personas en situación de vulnerabilidad que acuden a los estrados judiciales para reclamar derechos sociales y económicos. 

Así como también, atender a que la creación de Cámaras Federales de Casación si bien alivianará la cantidad de causas que llevan a la Corte, tambiénpuede conllevar a un sensible aumento del tiempo de los procesos, implicando un retardo de justicia para los ciudadanos.

Próximamente se cumplirán 10 años de aquel 25 de mayo de 2003 en el que vimos asumir al Presidente Néstor Kirchner. Aquella fecha inauguró una década que, en materia de justicia, logró renovar la Corte Suprema, poniendo fin a la mayoría automática que convalidó las políticas neoliberales de los 90’, así como también la realización de los juicios contra los genocidas de la dictadura cívico- militar, un proceso histórico que cristalizó la lucha de 30 años del pueblo argentino.

En este sentido, los proyectos mencionados significan un paso adelante, pero también dan cuenta de que es necesario avanzar con los problemas de fondo que hacen a las cuestiones más sensibles a nuestro pueblo, como ser la posibilidad de contar con instrumentos concretos para acceder a instancias judiciales y alternativas que le permitan resolver eficazmente sus conflictos.

Ello implicaría reducir las barreras actuales que impiden el acceso a la justicia (centralización territorial, costos, mora en la toma de decisiones, alta burocratización) y también la modificación de las circunstancias de tipo cultural y organizacional del servicio de justicia que actualmente expulsan a quienes se acercan en procura del reconocimiento de un derecho.

Es que en buena medidapara que la justicia sea más legítimael cambio requerirá que quienes componen el poder judicial aprendan a incorporar dentro de su cultura de trabajo, el hecho de que brindan un servicio público.

Por eso, resulta imprescindible seguir avanzando con la democratización del Poder Judicial, incorporar al debate a la ciudadanía en miras a mejorar la calidad de esa institución desde la perspectiva de las necesidades de sus usuarios y del acceso a la justicia,así como promover una Justicia más igualitaria, que rompa con la justicia penal para los pobres y la civil para los ricos.

Estamos convencidos de que avanzar hacia una justicia social y legítima es profundizar el proceso actualen el marco nacional y regional. Porque, en definitiva, un poder judicial democrático será aquel que pueda incorporar la ampliación de derechos conquistados a través de las luchas sociales y, con su práctica, actuar distribuyendo poder al interior de la sociedad.

3 comentarios:

Barricada TV dijo...

Si pero no se puede ignorar que el perjuicio de las nuevas camadas de casacion y de la limitacion de los recursos de amparo producirán a los trabajadores y gente común sera en lo concreto peor que los beneficios de mejores formas que se impulsan. Si se aprueba sin corregir esas dos casas la reforma sera mala en general.

La Belchu dijo...

gracias por tu comentario. En realidad las nuevas camaras de casación pueden dar lugar a una jurisprudencia más favorable, en particular en fueros como el civil y comercial coptados por el sector mas conservador de la justicia. Respecto de las cautelares cabe destacar las modificaciones que se hicieron al proyecto. En este sentido, el regimen de cautelares no se aplicara cuando se trate de sectores socialmente vulnerables y también se agregó un párrafo en el que se resguarda el derecho de huelga de los trabajadores, sobre el cual no podrá interponerse una medida cautelar. saludos. Natalia

Barricada TV dijo...

Tu analisis sobre que las nuevas camaras de casación pueden hacer una nueva docrina positiva e, es optimista, puede ser como puede no serlo. LO cierto es que en ese punto es claro que una nueva instancia agrega mas tiempo y no evitara las apelaciones a la corte salvo que la parte debil se canse. Pero admitamos que pueden hacer una nueva doctrina, como tambien la podria hacer la corte o "fallos plenarios" creo. Ese primer punto me parece negativo y claro. El segundo los amparos/cautelares, que se agregó el termino vulnerables, puede ser, tambien es sujeto a interpretación. es cierto Clatin u otro gran grupo no es vulnerable. ahora bien un sindicato, una asamblea antiminera, un grupo de personas que quiene frenar una privatización, un trabajador delegado que exije su restitucion en su lugar, o los vecinos de caballito que quieren frenar las torres ¿son vulnerables? ojalá. Lo del consejo de magistratura me parece mas confuso desde una perspectiva transformadora, para los que no amamos el sistema tal cual es defenderlo o sacralizarlo es una contradicción y los jueces no son ni seran independientes, es tema es de quien dependen. Aunque quien como nombra y destituye los jueces no parece un tema menor. Personalmente no son amigo de los partidos políticos liberales, (todos los que existen hoy lo son) por lo tanto no me puede parecer simpático que los jueces concurran en las listas de los mismos (no se que jueces deberan hacer eso) aunque quizas balnquee su dependencia y listo. jaja Ahora bien. los demás puntos son mas sencillos y pueden ser positivos, aunque sindicalistas de diversas tendencias me han asegurado que el artículo XXX (no recuerdo cual) restringe el derecho de huelga en un sentido muy similar al que Macri proponía para el subte. ¿eso es así? Nosotros creemos que hay que encontrar el balance entre lo bueno y lo malo de medidas que tiene ambas cosas en difernete proporcion y alli ir fijando posición. Sin embargo una medida popular debió haber mucho mas corto, barato y sencillo el acceso a la justicia a los vulnerables y demas personas de a pie. No se, gratuidad de los trámites, mas y mejores juzgados y personal que hagan posibles tiempos mas acotados. Un sistema de abogados destinado a representar legalmente a los vulnerables. Una especie de tribunal cosntitucional seleccionado de laguna forma que se encargue de la constitucionalidad de las leyes (bueno eso requeriria una reforma constitucional que no estria mal). Reafirmar la filosofia que en 1944 riguio la fundación del fuero laboral. etc.