por marcelo yaquet |
El
rostro
de Evita y
el Che
“…en el homenaje en la Plaza de la Revolución, a José Martí vi la imagen del Che, representado en el ministerio en que él trabajaba, y allí me vino a la cabeza cómo es posible que una sociedad homenajee a un hombre que no es de su país y nosotros no tengamos un homenaje a una mujer que significó no solamente el ingreso de las mujeres a la política argentina, no solamente la revolución social más importante de nuestro país, sino también que asumió sin cortapisas, sin dobleces la representación del pueblo y de la Patria, tal vez, con más pasión y amor que nadie.”
Cristina Fernandez de Kirchner
La Presidenta de todos los Argentinos, en el día de ayer, inauguró el rostro de Evita en el ex edificio del Ministerio de Obras Públicas; idea parida mirando el rostro del Che en el ex Ministerio de Industria de la hermana Cuba, cuando ella estuvo en el homenaje de Jose Martí en la Plaza de la Revolución en enero del 2009.
Es la historia la que se viene encargando de fusionar las vidas políticas de Eva Duarte y de Ernesto Guevara. Ellos hicieron sus aportes para facilitar al devenir histórico sellar su hermandad, ¿acaso la frase: “…sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo…” no fusiona con la de: “donde hay una injusticia hay un derecho”? ¿ Acaso el Che no renuncio también a los honores y no a la lucha, al igual que Evita?
No es casualidad, sino es causalidad. Los pueblos latinoamericanos partimos de la misma historia, cada una con sus particularidades pero con un mismo enemigo, con las mismas injusticias, las mismas esperanzas y el mismo objetivo. Fijémoslo en otro ejemplo también: “La Patria es América” de Simón Bolívar, también se une indiscutiblemente al “Seamos libres, lo demás no importa nada” de José de San Martín.
Nuestra Evita y nuestro Che. Son la historia de sus vidas políticas cortas, penetrantes, apasionadas que marcan a fuego el caminar de los pueblos que buscan obsesionadamente su destino de felicidad y libertad.
Disciplinado ante su imagen, me permito aclarar que no hubiese existido Evita sin Perón, ni Che sin Fidel. Entendiendo que tanto el Gral Juan Domingo Perón, como el Comandante Fidel Castro se transformaron en líderes de un pueblo porque comprendieron la historia, el proceso político, la cultura de sus naciones y el contexto regional y mundial de la época. Perón entendió el 17 de octubre que la clase trabajadora lo había elegido como su líder. Y Fidel entendió la derrota militar de Moncada para transformarla en la victoria de ideas de la futura Cuba Libre. Ambos son frutos del desarrollo histórico y social de sus pueblos.
Lo mismo podríamos plantear de Néstor Kirchner, entendió el 19 y 20 de diciembre del 2001 y el contexto regional y mundial de este incipiente siglo. En esa comprensión se erigían sus discursos llanos, sus apariciones públicas, su transgresión, su vida misma.
Somos millones y millones de argentinos los que nos sentimos dignificados, interpelados por el retrato de Evita en la fachada del Edificio histórico de 9 de Julio y Belgrano. Somos esa Evita y ese Che mirando hacia el sur de la América.
Gracias Presidenta por ofrecernos este acto, que es en sí mismo un hecho histórico, que nos obliga a pensar y accionar con más fuerza y conciencia las banderas de Evita y el Che.
Porque plantar las banderas de Evita y el Che implica para todas y todos nosotros, como militantes revolucionarios, no alzar sus imágenes en pancartas, ni estampar sus rostros en remeras; sino emular sus conductas, cimentar nuestra moral a ejemplo y semejanza, infectarnos de su fanatismo y de su compromiso desde, con y para el pueblo. Es el Che junto a Evita, es Evita con rostro de Che. Somos nosotras y nosotros en la lucha por la independencia y la igualdad de nuestros pueblos y de nuestras patrias.
27/07/2011
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